martes, 10 de mayo de 2011

Los esclavos de “gano”


La esclavitud en Brasil duró más de 3 siglos y medio. Se trataba de una relación muy abierta, expuesta, en todo sentido. La comercialización se realizaba en forma pública en los mercados, donde los negros eran exhibidos con poca vestimenta, y a los que eran comprados los inspeccionaban enteramente, los hacían correr, saltar, y les miraban los dientes para determinar la edad exacta. Las puniciones o castigos, también eran publicas en el “pelourinho” que era un tronco ubicado en una calle, donde un Carrasco encargado exponía a los esclavos a “chivateadas” o acusaciones, y Debret lo describió así: “todos los días entre las 9 y 10 de la mañana hay una cola de negros a ser castigados. Eran tomados presos, por los brazos de dos en dos y conducidos, bajo escolta policial, hasta el local designado para el castigo. Es por esta razón que existen en todas las plazas más frecuentadas, pelourinhos erguidos con la intención de exhibir los castigados…”
“Con la llegada de la corte real y el fortalecimiento de los negocios, el trafico aumentó de forma exponencial. La media de navíos negreros aumentó de 21 en el periodo de 1805 para 51 después de 1809. Solo en impuestos el Estado recibía 80000 libras esterlinas,…, hoy el equivalente a 18 millones de reales. ”¹ (Laurentino Gomes) Los negros eran utilizados para trabajar en los labores de caña de azúcar, algodón, café, tabaco, además de las minas de oro y diamantes. En el interior, el propio dueño o feitor era quien castigaba el esclavo. Además de estos mórbidos y asombrosos detalles, la esclavitud en Brasil tuvo otras características muy particulares como la presencia de esclavos de gaño, en especial en las ciudades.
Los esclavos de gaño eran obligados a trabajar vendiendo comida, cargando sillas, valijas, vaciando barcos, o prestando algún otro tipo de servicio. Ellos tenían una “cuota a pagar” a su dueño diariamente por su trabajo, y por lo tanto se movían libremente por la ciudad, en busca de ganar más plata de la esperada, y cuando lo lograban, ahorraban. Era muy común ver que un esclavo lograba comprar su propia libertad. Y más común de lo que se puede imaginar era ver que una vez comprada su libertad, también se compraba un esclavo. La comida siempre fue un muy buen emprendimiento y Debret lo registró en varias oportunidades.


Pinturas de Jean-Baptiste Debret

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