domingo, 10 de julio de 2011

El Cerdo Nativo


Eran tan abundantes los cerdos nativos en Brasil que el cura Fernão Cardim los describía como “el mantenimiento ordinario de los indígenas”, esto es lo que ellos comían con facilidad todos los días. El militar español conocido como “Cabeza de Vaca” , metido en los caminos del Sur de Brasil, se asombraba con la cantidad cazada de cerdos, que mantenían su expedición muy bien alimentada.
Los europeos asociaban nuestros cerdos del mato con sus cerdos monteses. Pero hay distinciones muy evidentes como “un ombligo en la espalda” de nuestro cerdo nativo, que en realidad es una glándula odorífica que facilitaba su caza. Fernão Cardim explicaba: “Por el ombligo, sale un olor, como de un zorro, y por este aroma los perros los siguen y alcanzan fácilmente”.
La carne del cerdo nativo era considerada muy sana, en especial la carne del espécimen más pequeño (Queixada), que no presentaban grasa, ni tocino.
Los especímenes más grandes como los Tajaçus, tenían la carne mas grasosa y tocino, eran más difíciles de cazar, por su velocidad y ferocidad, además de esto la glándula odorífica tendría que ser sacada rápidamente para no arruinar la carne.
Tanto los Tajaçus, como los Queixadas eran preparados del mismo modo que los cerdos europeos, asados, guisados, en morcillas, chorizos, pasteles y tartas.

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