En Brasil, en las zonas áridas del “Sertão” en las primeras décadas del siglo XX, había un movimiento denominado el “Cangaço”, en que grupos de hombres armados vivían de mal hechos, matando y robando, pero el “cangaceiro” más temible, Lampião, conoció a María Bonita, quien sería la mujer de su vida, sus historias fueron convertidas en un lindo romance, y ya miraban a Lampião y su bando casi como el “Robín Hood” del sertão.
Aquí use la imagen del Robín Hood, para
aproximarlos a la imagen que la gente
tenía de este grupo de cangaceiros y también para acercarlos a la realidad de
pobreza de la zona rural nordestina con grandes terratenientes y poblaciones
enteras sujetas a su mando. Muchas veces denominados “Coronel”. Vale explicar
que la población del sertão Brasileño es
una mezcla de muchas etnias y tiene una cultura muy popular única y muy rica.
L a macabra
foto de las cabezas de Lampião, María Bonita y nueve cangaceiros más, es
terrible del principio al fin. Con la exposición de todas las armas, los gorras
típicas y sus costosos adornos llenos de simbología. Pero la demonstración del
poder del estado no paro allí. Las cabezas fueron momificadas y estuvieron en exposición
por varios años seguidos, en el tétrico acervo del Museo Nina Rodrigues en San
Salvador de Bahía. De hecho tuve la oportunidad
de ver algunas cabezas en exposición junto con otros compañeros de
escuela en la primaria.
Pero más
que hablarles de esta historia en particular deseo hablar de mi inquietud con
la utilización de la imagen como forma de opresión desde siempre por el estado Brasileño.
En el
Brasil colonia los esclavos eran penalizados en el pelorinho, que era ubicado
en un lugar central de la hacienda o en una plaza pública en la ciudad que era
para “dar ejemplo”, y esa exposición del castigo inspiró muchos cuadros de
Debret, pintor francés que vivió en Brasil y es el responsable por las obras
más representativas a respecto de la esclavitud en Brasil. En muchos libros de
historia para ilustrar el tema de la esclavitud y sus malos tratos las imágenes
utilizadas son las de Debret.
La cabeza de Zumbi de Palmares - considerado el “general negro” del Quilombo
de Palmares también estuvo en exposición en una plaza central en Recife –
Pernambuco hasta descomponerse por completo en 1695. Otro libertario muerto, el revolucionario “Tiradentes” condenado a ejecución en 1792 por traición a la corona
Portuguesa. Lo ejecutaron y descuartizaron en 4 partes, su cuerpo fue salado y
enviado quedando exhibido en 4 ubicaciones
distintas.
Como se
puede ver el estado Brasileño nunca tuvo reservas en exhibir los castigos que
sufrían aquellos dispuestos a estar fuera “del orden”.
¿Será que nosotros como brasileños estuvimos espantados cuando a principio de la mayor revuelta
popular de la democracia el Gobernador
de San Pablo envío la caballería? ¿O eso es lo normal? Por supuesto que la opinión
pública internacional estaba perpleja, pero nosotros no. En realidad hasta
ahora estamos intentando sacar ventajas de esta situación. ¿Cuándo se termine la copa de las confederaciones será
que la represión será peor? ¿O hubo un cambio en la mentalidad del estado
brasileño?
¿Cuándo nuestra gente va entender que – Carandiru (1992) http://www1.folha.uol.com.br/folha/galeria/album/p_carandiru_01.shtml y la Masacre
del Eldorado dos Carajás (1996) son hechos
aberrantes y que las fuerzas armadas están para proteger a la gente y no
oprimirla?